La Realidad de la
Demonización: Relación Escrituras-Experiencia
Tal vez la
cuestión más polémica que deba suscitarse sea: «¿Puede un verdadero cristiano estar endemoniado?» Observe que no estoy hablando de posesión demoníaca, sino
de demonización. Posesión
indica propiedad y control absoluto. Los cristianos, incluso aquellos
desobedientes, pertenecen a Dios y no a Satanás. Por lo tanto, el diablo no
puede controlarlos por completo. La demonización, sin embargo, es algo
distinto. Por demonización entiendo que Satanás, a través de sus demonios,
ejerce un control parcial directo sobre una o más áreas de la vida de un
cristiano o un no cristiano.
¿Puede realmente sucederles eso a los cristianos?
Según las Escrituras y la experiencia de los creyentes sí.
La Biblia advierte al cristiano que no «caiga en la condenación del diablo» o
«en descrédito y en lazo del diablo» (1 Timoteo 3.6, 7). También nos habla de
creyentes que «se han apartado en pos de Satanás» (1 Timoteo 5.15).
El apóstol Pedro escribió para advertir a los creyentes del
terrible peligro que corrían como resultado de los ataques del diablo. Les dijo
que si no aprendían a resistirle «firmes en la fe», podían ser devorados por él
(1 Pedro 5.8, 9). Son palabras fuertes. No es de extrañar que Pablo escriba
acerca del peligro de que los creyentes ignoren las maquinaciones del enemigo
(2 Corintios 2.11).
Mucho se está escribiendo hoy en día acerca de los demonios
(asistimos a lo que un erudito ha llamado «un diluvio demoníaco»). Algunas de
las cosas son excelentes y otras muy malas. Los estudios sobre Satanás tienden,
bien hacia el sensacionalismo por un lado, bien hacia el dogmatismo rígido por
otro. El hecho mismo de estudiar a los demonios hace que uno se concentre tanto
en ellos que, a menudo, el resultado sea comprensible, pero preocupante.
Para muchas personas la única teología de los demonios que
tienen está basada primordialmente en la experiencia subjetiva. Creen sin reservas
lo que los demonios les dicen y escriben libros de acuerdo al tema. Esto,
combinado con su subjetivismo emocional y su tendencia a ver todo lo malo, todo
lo personal, todo funcionamiento social defectuoso como principal y
directamente demoníacos (siempre lo son de manera indirecta), divide aún más a
la Iglesia en este aspecto crucial de la realidad y aparta al crítico incrédulo
de Cristo y de la Biblia.
Por otro lado, están aquellos cuya teología de los demonios
se halla construida sobre sus propias interpretaciones limitadas de la
Escritura, con poca o ninguna experiencia directa en la confrontación
continuada con los espíritus del mal. Declarando lo que los demonios pueden y
no pueden hacer, producen sus libros desde esa perspectiva monocultural y dogmática.
El resultado es la Iglesia dividida de nuevo. Y lo que es
igual de trágico: millones de personas terriblemente heridas, tanto creyentes
como incrédulas, quedan sin ayuda o recurren a consejeros que pueden ser bien
ateos o bien cristianos sin experiencia en el campo de lo demoníaco.
Tomado del Manual de Guerra Espiritual. Dr. Ed Murphy
No hay comentarios:
Publicar un comentario