viernes, 22 de marzo de 2013

Dones del Espíritu Santo

Al fin hemos arribado a la última clasificación de los dones: las manifestaciones del Espíritu Santo (1 Co 12.8–10). El interés en estas quizás haya sido mayor en este siglo que en cualquier otro. El movimiento pentecostal a comienzos de esta centuria, y el carismático de los años sesenta y setenta, han dado lugar a un en-foque renovado de estas manifestaciones en un variado segmento de la Iglesia de Dios. La afamada Conferencia de Kansas City, celebrada en julio de 1977, congregó a católicos carismáticos, episcopales, bautistas, presbiterianos, luteranos, judíos mesiánicos, pentecostales y otros cristianos de tradiciones no denominacionales para exaltar el señorío de Jesucristo y afirmar su común compromiso para con la plenitud de la obra del Espíritu Santo, incluyendo sus manifestaciones tal como aparecen en 1 Corintios 12.8–10.


Al tomar esta última curva de los dones espirituales, hay un par de realidades que debemos tener presente. En primer lugar, a pesar de tener un mismo interés, no siempre la comprensión es común a todos. Los pentecostales de la corriente histórica y los carismáticos contemporáneos tienen, como es sabido, ciertas perspectivas doctrinales diferentes respecto a estas manifestaciones, como también respecto al bautismo en el Espíritu Santo. Aunque aquí nuestro estudio no pretende abordar estas diferencias, es conveniente saber que existen y que debemos aprender a caminar siempre con humildad unos con otros. Deseamos tener convicciones sólidas, es cierto; pero, por lo demás, tengamos presente las palabras del apóstol Pablo: «Ahora vemos por espejo, oscuramente» (1 Co 13.12), con lo cual quiso decir que no entendemos a cabalidad todas las cuestiones doctrinales.




En segundo lugar, no nos proponemos estudiar estas manifestaciones simplemente para aumentar nuestro intelecto. Lo que dejamos en claro en la lección 3 en cuanto a que Dios quiere que estemos plenamente informados respecto a las manifestaciones espirituales sigue vigente; las cuatro lecciones que siguen se proponen lograr que estemos mejor informados. Pero más que eso está la cuestión de que nos entreguemos en manos del Espíritu para que estas manifestaciones se hagan reales en nosotros. Es posible saber mucho acerca de, estos dones y, no obstante, no ponerlos en práctica. Es evidente que hay un grado de soberanía en relación con su reparto (1 Co 12.11); pero también hay un claro llamado a «[procurar] los dones mejores» (12.31). Por esa razón dedicaremos bastante espacio a su estudio; formamos este alboroto porque estamos convencidos de que estos dones juegan un papel vital en la tarea de proporcionar al pueblo de Dios la plenitud de la vida del Reino. Puesto que estas manifestaciones constituyen un eslabón esencial en la cadena requerida para llevar a cabo el ministerio principal de Jesucristo de proclamar «el año agradable del Señor» (Lc 4.19), el deseo de Dios es que estos dones abunden entre nosotros. ¿Qué le parece si comenzamos, tanto a realizar nuestro viaje hacia una mejor comprensión de estos dones, como nuestro renovado compromiso a consentir en su provisión?

Estas nueve manifestaciones específicas del Espíritu Santo («revelaciones súbitas, declaraciones, operaciones instantáneas, auxilio espontáneamente concedido para hacer efectivo el ministerio») están a disposición de todo creyente, para que pueda llevar a cabo con mayor efectividad el ministerio del Reino. Ningún individuo, por sí solo, puede realizar toda la tarea; nadie ha de manifestar todos los dones. Nos necesitamos unos a otros, y necesitamos de toda la variedad de dones. Juntos, nos ayudan en la instrucción («palabra de sabiduría palabra de ciencia»), en ministrar a las necesidades de las personas («fe, dones de sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus») y en la adoración a Dios («diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas»). No son dones «permanentes» como los de Romanos 12 y Efesios 4, sino más bien herramientas otorgadas espontáneamente según surgen las necesidades y conforme lo determina el Espíritu (1 Co 12.11). Nuestra preocupación debiera ser siempre la liberación del don más apropiado para responder a las necesidades de individuos o grupos de ellos, aunque la manifestación de ese don se canalice por alguna otra persona.

El Reino de Dios y los dones

Ya expresada nuestra convicción de que estas manifestaciones son vitales para que las personas alcancen la plenitud de la vida del Reino, es preciso que tomemos unos momentos para precisar con exactitud qué queremos decir con «la vida del Reino».Esto último se refiere a la clase de vida que el Reino de Dios proporciona a los individuos. «El Reino de Dios» era el mensaje central de Jesús y el foco de su ministerio (cf. Mc 1.15). «Reino» (del griego basileia) se traduce más acertadamente como …reinado» o «gobierno real». Se refiere al gobierno de Dios en nuestras vidas y circunstancias, reinado que se ejerce en virtud de nuestra relación personal con Jesucristo. Se trata del «gobierno soberano de Dios y la venida del Mesías, la cual significa el fin del dominio de la muerte y la extinción de los sistemas del mundo[…], es una realidad espiritual que penetra en nuestra vida, la gobierna y se manifiesta a través de ella en amor y servicio».

Jesús estableció claramente este enfoque al comienzo mismo de su ministerio, cuando aplicó a su misión el pasaje de Isaías 61.1, 2 (Lc 4.17–21). Lea ese pasaje y responda las siguientes preguntas, considerando los versículos 18 y 19.

¿Quién hizo posible este ministerio en la vida de Jesús?

¿Cómo lo hizo?

¿Cuáles eran las seis cosas que Jesús debía hacer (proclamar), como resultado de haber sido ungido por el Espíritu Santo?

«La profecía de Isaías 61.1, 2 se refiere a la liberación de Israel de su exilio en Babilonia como el año del jubileo, pero su consumación final esperaba la llegada de la era mesiánica. Jesús reclama enfáticamente ser el Mesías prometido, y su ministerio así definido deviene ahora la realización de la esencia de las buenas nuevas del evangelio del Reino de Dios. Más tarde Lucas aclara que el Señor transfirió este mismo ministerio a los discípulos (9.1, 2) y por último a toda la Iglesia (Hch 1.1, 2)».

Lea los siguientes pasajes y observe la integridad que el Reino de Dios brinda a las personas; más adelante, en las próximas lecciones, veremos cómo las manifestaciones del Espíritu están, con frecuencia, ligadas a esta dinámica.

Mateo 10.1, 8

Romanos 6.12–14

Colosenses 1.13, 14

Colosenses 1.27, 28

Hebreos 2.14, 15

¿Por qué tanto alboroto en torno a los dones? Debería ser obvio. La integridad más que la justificación es vital, y todo cristiano debería anhelar que se haga una realidad en sí mismo y en la vida de otros. ¿Por qué no habríamos de echar mano, entonces, de todas las herramientas (dones) disponibles para realizar esta tarea? No cabe duda de que es posible cortar el césped con un par de tijeras, pero, ¿por qué no hacerlo con una cortadora de césped? ¿Por qué ponemos obstáculos sin necesidad? ¡La persona bien equipada seguramente hará mejor la tarea!


Información adicional

Consiga un diccionario bíblico y lea el artículo sobre «el Reino (de los cielos) de Dios». Luego tome una concordancia de la Biblia y busque entre seis y diez pasajes, de los Evangelios, que se refieran al «Reino», y anote lo que encuentra.

Unidad en la diversidad

Dada la importancia de este asunto de la diversidad en las manifestaciones del Espíritu, es preciso que exploremos 1 Corintios 12.12–31 más detenidamente. «Para destacar la idea que se ha presentado en el párrafo anterior, la necesidad de la diversidad en el contexto de la unidad, Pablo adopta una analogía común en la antigüedad, y la aplica bien a la situación de los corintios. Al hacerlo, como a menudo ocurre con metáforas de tanta riqueza, aprovecha la oportunidad para referirse a las actitudes que necesitaban corrección en la iglesia de Corinto».

¿Cuál es la suposición básica del que parte Pablo? (vv. 12, 13)

¿Cuál parece ser el argumento central de Pablo en los versículos 15–19?

¿Cuál es su conclusión hasta aquí? (v. 20)

Según el versículo 21, ¿qué problema parece haberse presentado en Corinto, en relación al hecho de ser usados por el Espíritu?

Gordon Fee señala que algunas personas de alta posición en Corinto evidentemente sentían que podían arreglárselas sin otros miembros de la comunidad de la iglesia. Pablo comparaba a estos miembros que se suponían prescindibles, con los más débiles del cuerpo humano (muy probablemente los órganos internos). Su argumento era que, así como el cuerpo humano dejaría de ser completo y de funcionar sin todas sus partes, de la misma manera la Iglesia se debilitaría con la pérdida de cualquiera de sus miembros. Todos tienen una función que cumplir.

¿Por qué ha dispuesto Dios que sea necesaria la diversidad para llevar a cabo plenamente los propósitos del Espíritu? (vv. 24–26)

¿Cómo reúne Pablo las distintas partes de este capítulo para integrarlas? (v. 27)

¿Cuál es la respuesta esperada a la pregunta retórica con la que Pablo concluye su razonamiento? (vv. 29, 30) ¿Qué quiere demostrar?

La lista ad hoc de pablo

Hay dos de los dones mencionados por Pablo, en esta lista ad hoc del versículo 28, que no se considerarán más en nuestro estudio. Son valiosos dones de servicio, que pueden o no haber sido cargos oficialmente reconocidos en la iglesia local. Ambos integrarían la segunda categoría descrita por Pedro: «Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da» (1 P 4.11). (Véase también la sección «Primero…Pedro» en la lección 7.)


Riqueza literaria

Los que ayudan, antilempsis. El que tiene la habilidad de ayudar o auxiliar a alguien; el que brinda servicios múltiples. Esta es la única vez que el término aparece en el Nuevo Testamento en griego. Es un don de carácter amplio; algunos consideran que incluye las diversas actividades asociadas a los dones de ministerio: el don «de servicio» y el del que «hace misericordia» (Ro 12.7, 8).

Según 1 Timoteo 5.10, ¿cuáles son algunas expresiones concretas que podrían atribuirse a este don?

En base a Lucas 8.3, ¿en qué otra manera podría demostrarse este don?


Riqueza literaria

Los que administran, kubernesis. Otro sustantivo griego único en el Nuevo Testamento que en la Septuaginta traduce la idea de orientar a alguien. Algunos lo interpretan como «realizar actos de orientación o dar consejos sabios a la Iglesia». No tiene nada que ver con habilidades administrativas, a pesar de la tradición largamente establecida de traducir este término como «administraciones/administradores». Encontramos un sustantivo análogo en Hechos 27.11 y en Apocalipsis 18.17, donde se traduce como «piloto».

De acuerdo con Proverbios 1.5, ¿qué debiera caracterizar a la persona que manifiesta este don?

Según Proverbios 11.14, ¿de qué forma opera, en parte, este don?

Este es un don muy valioso para la Iglesia, a pesar de que se menciona una sola vez. En Proverbios queda claro que la sabiduría (la habilidad de juzgar y obrar según las directivas de Dios) es una cualidad valiosa; se desarrolla prestando atención a las instrucciones de Dios y viviendo rectamente.


De un vistazo

Clama la Sabiduría (Pr 8.1)

La sabiduría se personifica en el libro de Proverbios y actúa como la Palabra dinámica de Dios. En el Nuevo Testamento, Jesús es quien se presenta como la sabiduría y como la Palabra de Dios.

Origen de la sabiduría

Enseñanza de la sabiduría

El valor de la sabiduría

En Dios (v. 22)

Eternamente (v. 23)

Antes que todas las cosas (vv. 23–30)

Cordura (w. 5, 12)

Discreción (v. 5)

Cosas excelentes (v. 6)

Verdad (v. 7)

Abominar la impiedad (v. 7)

Justicia (v. 8)

Ciencia (v. 12)

Temor de Jehová (v. 13)

Produce riquezas y honra (v. 18)

Vale más que el oro y la plata (v. 19)

Los sabios son bienaventurados (vv. 32, 34)

Los sabios hallan la vida (v. 35)



Fe viva

¿Qué le ha dicho Dios, personalmente, a través de esta lección? ¿Siente un ardiente deseo de ser usado en cualquier manifestación que Dios requiera? ¿Está orando para estar dispuesto a pagar el precio a ser usado de esa manera?

¿Está viviendo en unidad con otros cristianos en el marco de una congregación local? Cuando se congrega, ¿lo hace no sólo con la expectativa de ser usado en alguna manifestación, sino también con la de recibir de alguien más?

¿Ha notado en sí mismo que posee el don general de ayudar o el don específico del consejero? Si así fuera, ¿de qué manera se ha consagrado a desarrollarlo y a ponerlo en práctica?

Considere estas preguntas en oración, y luego póngase en actividad, en cualquier área que Dios le indique que se mueva. (Una advertencia: asegúrese de actuar en completa sujeción a los líderes de su iglesia local en lo que se refiere a las manifestaciones del Espíritu en sus cultos. La sumisión es un elemento vital para lograr la plenitud del Espíritu Santo.)

Palabra de sabiduría, palabra de ciencia y fe

Como seres humanos nos encantan los extremos, como cristianos también. «Creo en la predestinación. ¡Viva Juan Calvino!» «Creo en el libre albedrío. ¡Viva Jacobo Arminio!» En ocasiones, esos puntos de vista tan polarizados han caldeado los ánimos. La batalla inicial entre las facciones calvinistas y arminianas alcanzó tanta intensidad entre 1618 y 1619 que debió convocarse a un gran sínodo en Holanda para tratar de resolver la cuestión. Allí se condenó al arminianismo, uno de sus líderes fue decapitado pocos días después de la clausura del sínodo. Otro arminiano fue encarcelado, pero logró escapar.

Como hemos dicho en lecciones anteriores, siempre habrá diversas interpretaciones respecto a ciertos asuntos bíblicos. Unidad no significa uniformidad. Pero la polarización extrema, como se ha ejemplificado arriba, rara vez resulta provechosa. Un aspecto en el que ha podido comprobarse esto en la historia de la Iglesia es la separación de la proclamación del evangelio de la demostración del mismo. Es obvio que Jesús lo proclamó y lo demostró, porque Mateo relata que «recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt 4.23). Su intención, evidentemente, era que su Iglesia continuara haciendo la misma combinación; por eso dijo a los doce: «Y yendo, predicad[…]. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios» (Mt 10.7, 8).

Es en la demostración del evangelio proclamado donde las manifestaciones del Espíritu representan un papel importante. También son vitales para traer integridad a los creyentes, más allá de la justificación, y para destacar la adoración y la predicación. Sumerjámonos, entonces, en ese arcón de tesoros, recordando que no sólo queremos crecer en entendimiento, sino responder al desafío de presenciar más demostraciones. Siempre debemos hacer lo que podamos para «[procurar] los dones mejores» (1 Co 12.31).

Palabra de sabiduría

Siempre resulta un poco difícil saber con exactitud cómo agrupar las nueve manifestaciones en 1 Corintios 12.8–10. Nuestro estudio seguirá sencillamente el texto bíblico. Este primer don, «palabra de sabiduría», junto con el que le sigue, «palabra de ciencia», con frecuencia se categoriaza como ayudar a dar instrucción. Algunos los definen como «dones de esclarecimiento». Valiéndose de la mente, estas manifestaciones proveen iluminación, dirección y seguridad espiritual.


Riqueza literaria

Sabiduría, sophia. Sabiduría práctica, prudencia, habilidad, entendimiento penetrante. La instrucción cristiana, una aplicación acertada del conocimiento, un entendimiento profundo de la naturaleza verdadera de las cosas. A menudo, en la Biblia a la sabiduría se la asocia con el conocimiento (Ro 11.33; 1 Co 12.8; Col 2.3). Anticipando nuestra necesidad de ser guiados, de dirección y conocimientos, Dios nos dice que pidamos sabiduría, y nos asegura que nuestra petición obtendrá una amplia recepción (Stg 1.5).

La sabiduría es un asunto complejo en las Escrituras; se distinguen al menos tres niveles.

1) Sabiduría general: disponible para todos los creyentes a fin de llevar una vida normal, santa y equilibrada. Según Santiago 1.5–8, ¿cómo obtiene el cristiano esta sabiduría?

Según el Salmo 119.11, ¿cuál es la fuente principal a la que Dios nos manda para obtener esta sabiduría?

2) Sabiduría para el liderazgo: disponible para los que enseñan, gobiernan y ministran. Según Santiago 3.1, 13, ¿cómo podemos saber si un líder es sabio?

En base a Santiago 1.17, ¿cuál es la naturaleza de esta sabiduría para el liderazgo?

3) Palabra de sabiduría: una manifestación espiritual a disposición de cualquier creyente cuando se presenta una necesidad especial y concreta. Se trata de la orientación sobrenatural que el Espíritu Santo mismo expresa a un individuo para una determinada situación, especialmente donde el resultado de las decisiones no se conocerían a menos que mediara esta revelación. Su base es siempre la sabiduría bíblicamente revelada.

Según 1 Corintios 1.8–31, ¿qué clase de personas es probable que use el Espíritu en esta manifestación?

De acuerdo a Efesios 5.15, 16, ¿cuál es una de las razones por las que necesitamos esta sabiduría bíblica, incluyendo esta manifestación específica del Espíritu?

La afirmación de Jesús, «pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera demonios» (Mt 12.28), indica claramente que la persona del Espíritu lo capacitaba para el ministerio. Si bien los evangelistas no identifican de manera específica cada una de las manifestaciones del Espíritu que operaban en el ministerio de Jesús, muchas de ellas son evidentes. Para encontrar indicios acerca de cómo actúa la palabra de sabiduría, consideremos dos incidentes en la vida de Jesús.

1) El pedido de que hiciese las veces de juez en asuntos civiles (Lc 12.13–21)

¿Cuál es el pedido?

¿Cuál es la «palabra de sabiduría» con que responde Jesús?

La afirmación de Jesús en el versículo 15 parece definir el problema fundamental de la persona involucrada. ¿Cuál es ese problema? ¿Qué le permitió hacer a Jesús en esta situación la posible «palabra de sabiduría»?

2) La respuesta de Jesús sobre la cuestión de pagar impuestos al César (Mt 22.15–22)

¿Qué pretendían los fariseos?

Según el versículo 18, ¿qué motivó la reacción de Jesús?

¿Cuál fue la possible «palabra de sabiduría» en este caso?

En base al versículo 22, ¿cuál es el efecto de este posible don en la vida de Jesús?

«La “palabra de sabiduría” consiste en una expresión espiritual que brota en un momento determinado «por el Espíritu», revelando de forma sobrenatural la mente, el propósito y las vías de Dios aplicadas a una situación específica».

Este don se puede comprender mejor estudiando lo que no es. Lea los siguientes versículos de 1 Corintios y anote lo que no es «palabra de sabiduría».

1.17

2.1

2.13

Palabra de ciencia


Riqueza literaria

Ciencia o conocimiento, gnosis. El reconocimiento de la verdad por experiencia propia; es un término que se deriva de ginosko, que significa percibir, entender, reconocer, adquirir conocimiento, advertir, llegar a saber. Gnosis es el conocimiento que tiene un comienzo, un adelanto y un resultado. La diferencia precisa entre sabiduría y conocimiento no siempre resulta absolutamente clara en la Biblia. En un sentido general, sabiduría es la manera en que se usan los hechos o las decisiones que se toman con la información, en tanto que en el conocimiento serían los hechos más concretos y específicos en sí mismos.

Según Hechos 5.1–11, ¿cómo opera la palabra de ciencia (conocimiento) en la vida de Pedro?

Debido a que este don particular de Corinto se refiera a algún tipo de manifestación especial del Espíritu parecería encontrar respaldo en el hecho de encontrarse entre dos dones de revelación que son clave en 1 Corintios 14.6. ¿Cuáles son esos dones?

«Revelación» aquí significa la manifestación de «misterios» divinos (véase 1 Co 13.2). Un «misterio» bíblico es un hecho o una verdad que no puede conocerse si Dios no lo revela al ser humano (cf. 1 Co 15.51). Los misterios bíblicos no pueden ser descubiertos por el intelecto sin ningún tipo de ayuda. La «palabra de ciencia», entonces, es un don del Espíritu que otorga una percepción sobrenatural o información que uno no podría obtener si el Espíritu no la revelara, como ocurrió a Pedro en el caso de Ananías y Safira. Esta revelación difiere del conocimiento bíblico corriente en que se manifiesta de manera espontánea más que aprendida mediante el estudio o adquirida por experiencia; sin embargo, siempre debe ser evaluada a la luz del conocimiento bíblico revelado en las Escrituras.

¿Qué dice Daniel 2.27–30 acerca de la naturaleza de Dios y de la revelación de misterios en general?

Según Juan 4.18, ¿cómo parece haber operado este don en el encuentro de Jesús con la mujer samaritana?

En base a Juan 4.19, 28–30, ¿qué efecto tuvo esta posible «palabra de conocimiento»?

¿Cómo reaccionó Jesús ante el conocimiento que tenía acerca del que lo traicionaría? (Jn 6.64)

¿Cómo parece haber obrado este don en relación a la percepción que Jesús tenía acerca del hogar y el antecedente familiar de Natanael? (Jn 1.48)

De acuerdo a 1 Corintios 8.1, estos habían dado un lugar equivocado al conocimiento (incluyendo, quizás, esta manifestación). ¿Qué era lo que pretendían?

Oponiéndose a esa pretensión, Pablo hace ver que lo que edifica no es el conocimiento sino ______________. ¿De qué manera puede este concepto servir de advertencia a los que son usados en esta manifestación?

Fe


Riqueza literaria

Fe, pistis. Convicción, confianza, creencia, dependencia, integridad y persuasión. En el marco del NT, pistis es el principio divinamente implantado de confianza interior, seguridad y dependencia en Dios y en todo lo que Él dice. Puede referirse al cuerpo de verdades en las que creemos (1 Ti 1.19), a la confianza básica que depositamos en Dios para nuestra salvación (Ef 2.8) o al poder dinámico que pone en marcha la energía contenida en las promesas de Dios. Como poder dinámico, la fe es agente de acción; es este aspecto el que mejor describe la manifestación de 1 Corintios. (Pistis es también un fruto del Espíritu [Gl 5.22]. De modo que se traduce mejor como «fidelidad». Véase el análisis del término «fidelidad» en la lección 6.)

Según Jeremías 32.17, ¿qué se puede confesar con confianza tomando como base este don?

Marcos 9.14–29 nos permite percibir algo del poder de tal manifestación de fe. Lea el relato de ese pasaje y responda las siguientes preguntas:

¿Qué está sucediendo aquí?

Conforme a los versículos 17 y 18, ¿qué tiene que enfrentar Jesús?

A juzgar por la reacción de Jesús en el versículo 19, ¿qué es lo que aparentemente indica que la acción que va a realizar es en verdad una manifestación de fe?

De acuerdo al versículo 22, ¿cuál es la preocupación del padre?

¿Cómo responde Jesús a la expresión del padre: «si puedes hacer algo»? (v. 23)

¿Cómo Jesús demuestra la fe en este caso concreto? (v. 25)

¿Qué es lo que, al parecer, se relaciona a menudo con la manifestación de fe? (v. 29)

De acuerdo a Hechos 3.4–6, la manifestación de este don movió a Pedro a hacer algo. ¿A qué lo movió?

¿Cuál fue el resultado? (vv. 7–10)

¿A qué atribuyó Pedro la sanidad? (v. 16)

La mayoría de los eruditos cree que esta manifestación se dio en algunos de los santos del Antiguo Testamento aun cuando los hechos no se describan específicamente como manifestaciones del Espíritu. Simplemente se habla de actos de fe. Siendo así, ¡procedamos a investigar!

Según Hebreos 11.32–34, ¿qué podríamos esperar como resultado de esta manifestación?

Lea 1 Reyes 18.20–40. ¿Cuál es el desafío para Elías? (vv. 20–24)

Según el versículo 27, Elías tenía tal confianza en Dios que _________________ sus oponentes.

Según los versículos 33–35, ¿a qué lo impulsó pirada en Dios?

¿Cuál fue la consecuencia? (vv. 38–40)


Sondeo a profundidad

Lea cuidadosamente Marcos 11.20–26 y observe lo siguiente:

¿Qué clase de «corazón» es necesario don? (v. 23) para ejercer este

Además de tener seguridad interior, ¿a qué nos mueve este don? (v. 23)

¿A qué está ligado este don de fe? (v. 24)

¿Cuál otro elemento importante tiene que ver con la demostración de este don? (w. 25, 26)

Valiéndose de dos o tres comentarios especializados estudie las consecuencias de la frase de Jesús, «tened fe en Dios» (v. 22).

La manifestación de fe es la habilidad espiritual otorgada de manera espontánea a fin de liberar la energía divina para cualquier acción o necesidad concreta; se debe diferenciar de la fe que lleva a salvación, o de la fe cristiana en sentido general desarrollada mediante un diario andar con el Espíritu. Con frecuencia, los entendidos la denominan junto con los dones de sanidades y el de hacer milagros, «los dones de poder» o «los ministeriales».

De un vistazo

Cómo obra la fe (Heb 11.1)

Fe viva

Ya hemos examinado tres de los nueve dones. ¿Puede identificar algunas áreas de su vida o su ministerio que podrían beneficiarse sustancialmente si Dios lo usara en cualquiera o en todas ellas? Cuando se congrega con la comunidad de creyentes, siempre que sea algo aceptable para los líderes que están a cargo de la obra, ¿adora usted con la expectativa de que Dios le pueda hacer esas revelaciones, o usarlo para alguna demostración de fe? ¿Procura con seriedad tener estos dones? Reflexione sobre estas preguntas y luego preséntelas a Dios en oración, recordando que nuestro propósito es tanto crecer en conocimiento como en experiencia

Dones de sanidades, milagros y profecía

Con seguridad podemos afirmar que estos dones están entre los que más desafíos presentan, sobre todo los de sanidades y de milagros. Parece que si alguna vez se manifiestan en la Iglesia, es siempre «allá lejos», en el Africa o en la India, o en cualquier otro sitio donde USTED no esté. Su acción en la iglesia contemporánea también ofrece un desafío al escepticismo en todos nosotros, porque la verdad es que, cuando realmente ocurren «allá lejos», resulta difícil documentarlos. Algunos líderes que se oponen a la manifestación de estos dones en la iglesia contemporánea dicen que la respuesta a esta cuestión es simple. Son difíciles de corroborar porque no están ocurriendo. ¡No se puede argumentar lo que no existe!

Por otro lado, están los que sí creen que suceden, incluso los que han tenido que enfrentar la muerte de un ser querido como consecuencia de una enfermedad terminal, la pérdida del trabajo, la de su casa o aun la de una relación, porque «la sanidad» o «el milagro» nunca se produjo. Ni siquiera dio resultado el esfuerzo de cruzar el país hasta llegar al que ofrece «sanidad por medio de la fe», mucho menos las aparentemente interminables sesiones de intercesión y fe de los santos locales.

¿Y qué decir de la profecía? Por supuesto, hay numerosas palabras proféticas que muchos de nosotros podemos haber escuchado y que nos han orientado, alentado y confirmado. Pero además, muchos otros han escuchado «promesas proféticas» de bendición, prosperidad y avivamiento que nunca se han cumplido, al menos hasta el momento, o no en la forma en que lo sugería la «profecía».

¿Qué debe hacer al respecto el cristiano sincero?

¿Qué debe hacer? Seguir adelante, eso es lo que hay que hacer. No queremos extremar el uso de un solo principio, pero en todo este asunto de las manifestaciones espirituales, DEBEMOS tener presente el pasaje de 1 Corintios 13.9, 12: «Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos[…] Ahora vemos por espejo, oscuramente». Vivimos aprisionados entre las bendiciones presentes y parciales del Reino de Dios, y las bendiciones futuras aun no consumadas. El Espíritu con sus manifestaciones están tan disponibles hoy como en el primer siglo, pero eso no significa que podamos experimentar la perfección consumada con sólo hacer o creer lo que corresponde. No fue así ni siquiera en la iglesia primitiva. El mismo Pablo que se echó sobre el cuerpo exánime de Eutico y presenció su milagrosa resurrección (Hch 20.9, 10), le dijo a Timoteo:«A Trófimo dejé en Mileto enfermo» (2 Ti 4.20), sin la menor insinuación de que se debiera a falta de fe o alguna causa semejante. Quizás se debía al hecho de que la consumación plena del Reino todavía no se ha dado y, por razones que no entendemos, Dios en su soberanía decidió no tocar a Trófimo. Mientras contendemos a favor de estos dones, no debemos pasar por alto el factor de la soberanía, ya que Pablo afirma claramente que «todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como El quiere» (1 Co 12.11). ¿Por qué dar sanidad, o cualquier otra manifestación, a una persona y no a otra? Sólo Dios lo sabe. Nuestra responsabilidad es «procurar» seriamente obtener los dones; la de Dios es repartirlos.

Dones de sanidades

No necesitamos comentar mucho este don; el cuerpo físico es importante para Dios (1 Ts 5.23), y en ocasiones necesita de su toque sanador. El punto de partida de la expectativa que la iglesia primitiva tenía respecto a la sanidad física milagrosa es el ministerio de Jesús mismo, un ministerio anclado en el Antiguo Testamento. «Con la palabra echó [Jesús] fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías» (Mt 8.16, 17). «Sólo entre los intelectuales y en una “era científica” se piensa que es demasiado difícil que Dios sane a los enfermos… eso es cierto, lamentablemente, en cuanto a muchos cristianos contemporáneos, cuya teología ha ocasionado una tajante dislocación entre el “entonces” y el “ahora” de la acción de Dios. Esta pareciera ser una interpretación incorrecta del Reino, que según el Nuevo Testamento fue inaugurado por Cristo en el poder del Espíritu, quien continúa la obra del Reino hasta la consumación».

Lea los siguientes pasajes, observando con quién, o con qué, se asocia la enfermedad frecuentemente.

Lucas 13.16

Juan 5.13, 14

Santiago 5.15

Lea los siguientes pasajes e identifique cuál es la voluntad de Dios respecto a la sanidad.

Éxodo 15.25b, 26

Éxodo 23.25

Salmo 103.1–3

Según 1 Corintios 6.13, ¿qué piensa Dios respecto al cuerpo humano?

Dios se ubica decididamente del lado de la sanidad, y ha puesto en el ser humano un impulso sanador que lo lleva a luchar contra la enfermedad y las dolencias. Hay una serie de razones en la Biblia que indican el porqué no siempre son sanadas las personas, incluidas la falta de fe y la posibilidad del pecado en sus vidas; sin embargo, la primera razón por la que la gente no se sana es la que hemos apuntado más arriba: el Reino no ha llegado todavía a su consumación en cuanto a experimentar la sanidad, a pesar de que Jesús hizo provisión perfecta para ella con su obra en la cruz. ¡No hay nada que podamos hacer para disfrutar la plenitud del Reino antes de que Jesús venga otra vez, excepto alabar a Dios por el día en que experimentaremos el sometimiento de toda enfermedad bajo sus pies! Pero en todo esto, Dios tiene un solo anhelo y es que la raza humana sea sanada. Sin lugar a dudas, Dios mismo siente dolor por las limitaciones que El mismo se ha impuesto en relación con las manifestaciones actuales de su Reino. Cuando la gente no se sana, no se debe a la voluntad de Dios, sino al hecho de que la plenitud de lo que Jesús obtuvo aguarda aún su regreso para cumplirse total y definitivamente. Destellos de la plenitud del Reino aparecen de vez en cuando, aunque nunca podemos saber el momento en que se van a manifestar los dones de sanidades. Por ese motivo deberíamos orar siempre y estar a la expectativa de una manifestación de los dones de sanidades, sabiendo que Dios quiere sanar.

Jesús y las sanidades

¿Cómo resume Mateo, en parte, el ministerio de Jesús? (4.23; 9.35)

¿Cómo lo sintetiza Lucas? (Hch 10.38)

Mateo adapta Isaías 53.4 al ministerio de sanidad física de Jesús (8.16, 17). ¿A qué aplica el apóstol Pedro este mismo versículo? (1 P 2.24). ¿Qué nos dice esto acerca de la profecía de Isaías?

Según Romanos 8.9–11, ¿qué es lo que quiere dar el Espíritu Santo a nuestros cuerpos?

El contexto aquí muestra que la vida que da el Espíritu incluye nuestra resurrección corporal definitiva; sin embargo, el llamamiento que aparece a continuación (vv. 12–18) muestra que también se refiere a la vida que nos da aquí y ahora por medio de la sanidad física.

¿Por qué dones de sanidades?

Pablo usa el plural en todo el pasaje, tanto para referirse a «dones» como a «sanidades» (1 Co 12.9, 30). Nadie sabe con certeza por qué lo hace. Algunos eruditos creen que «dones» está en plural para destacar el hecho de que esta manifestación no es de carácter permanente ni reside en la persona. Igual que con las demás manifestaciones, está disponible a cualquiera de los miembros del cuerpo, según lo disponga el Espíritu; aun si una persona manifestara reiteradamente este don, no significa que lo posea como un don permanente; incluso, ni debería usarse en ningún caso como un título: «El sanador por fe “Juan Pérez”».

En cuanto al uso del plural en la palabra «sanidades», quizás la clave nos la dé el campo de la medicina, donde es evidente que la salud es una cuestión compleja. Es frecuente que un médico se especialice en un área específica de la medicina. Aun más, el ser humano puede estar enfermo en sentido físico, como también en emocional, mental o espiritual. El plural, entonces, podría indicar que el Espíritu Santo usa a determinadas personas, de una forma más específica, para un tipo de enfermedades y a otras para otro tipo. (Este enfoque concuerda con el contexto, que favorece la interdependencia, y sería, por cierto, una manera de ayudar, a quienes son usados en estas asombrosas manifestaciones, para que no «se les vaya a la cabeza».) El uso de los plurales también podría indicar la diversidad de formas en que se presenta esta manifestación del Espíritu.

Lea los siguientes pasajes y observe las distintas maneras en que Jesús obró sanidad:

Mateo 8.1–4

Mateo 8.5–13

Mateo 9.18–26

Marcos 7.31–37

Juan 9.6, 7

El hacer milagros


Riqueza literaria

Milagro, Udunamis. Esta es una de las cuatro palabras griegas que significan «poder» y es también una de las tres palabras que en griego describen un suceso sobrenatural. Las otras dos son semeia (señales), y terata (maravillas), (véase Hch 2.22). Dunamis denota energía, poder, potencia, enorme fuerza, gran habilidad, fortaleza o milagro. Cuando se traduce como «milagro», describe el poder de la era venidera que se hace presente en la tierra, pasando por encima de las leyes naturales de causa y efecto. (Compárese la asociación de términos «dinámica» y «dinamita».)

¿Qué es lo que acompaña, según Marcos 9.1, la presencia del Reino?

En base a Marcos 5.30, la curación de la mujer que sufría hemorragia se produjo por una liberación de _______________

Cada uno de los pasajes que se mencionan a continuación usan la palabra dunamis para describir un hecho sobrenatural. Léalos y determine qué es lo que el Nuevo Testamento denomina como «milagro».

Lucas 1.34, 35

Lucas 4.36

Lucas 9.1

Hechos 19.11, 12

Según Lucas 10.19, ¿para oponerse a qué, necesita la iglesia de Dios que se obren milagros?

Conforme a Mateo 11.20–24, el hacer milagros tiene un fin que va más allá del bien específico que produce. ¿Cuál es ese propósito?

Según Mateo 13.54, en la vida de Jesús se observaba no sólo el hacer milagros sino también __________________.

Según Juan 14.12–14, ¿por qué es razonable que los cristianos esperen la manifestación de este don?

En Hechos 1.8 la venida del Espíritu Santo trae _______. ¿Cuál debe ser el resultado evidente?

En base a Hechos 5.15 y 9.40, ¿cuáles fueron algunas de las maneras en que la declaración de Hechos 1.8 se cumplió en la vida de Pedro?

El hacer milagros, entonces, es la manifestación de que Dios está obrando lo que de manera natural no podría hacerse. Ello trasciende las leyes naturales; es el resultado de la plenitud del Espíritu Santo en la vida de creyentes que con sinceridad buscan poder, y que, consecuentemente, manifiestan el poder que fluye desde su interior (cf. Lc 4.14). Como vimos anteriormente, este es un don que abarca un campo amplio y variado. «Aunque Pablo quizás incluyó los dones de sanidades bajo “el hacer milagros”, es más probable que esta manifestación abarque los demás tipos de actividades sobrenaturales, no solamente el de sanar a los enfermos».

Profecía

Ya hemos dicho que «profecía» es un concepto bíblico muy amplio. Antes de seguir, por lo tanto, es preciso que dedique un momento a repasar la sección sobre «profecía» en la lección 8 y «Algunos, profetas» en la lección 9.

Para entender claramente esta manifestación del Espíritu tenemos que recordar el sermón de Pedro en el día de Pentecostés (Hch 2.14–36). «Según Hechos 2.4, 4.31, fueron todos llenos del Espíritu, y con respecto a Hechos 2.16ss es una señal especifica de la era del cumplimiento que el Espíritu no sólo toma posesión de algunos individuos sino que todos los miembros de la comunidad escatológica, sin distinción, están llamados a profetizar». Esta manifestación del Espíritu, por lo tanto, «consiste en mensajes espontáneos y comprensibles, inspirados por el Espíritu, pronunciados oralmente ante la asamblea reunida, con el propósito de edificar o estimular a los creyentes. No se trata, entonces, la entrega de un sermón previamente preparado[…], lo que sugiere 14.24 es que se trata de un don que está disponible, al menos en potencia, para todos los creyentes»,

1 Corintios 14

Aprendemos mucho en cuanto a la forma de actuar y al propósito de esta manifestación en base al contraste que de ella hace Pablo en 1 Corintios 14 con los «diversos géneros de lenguas» y con la «interpretación de lenguas» en 1 Corintios 12.

¿A qué exhorta Pablo en relación con la profecía? (v. 1)

¿Cuáles son los tres propósitos primordiales de la profecía? (v. 3)

¿Quién se benéfica de las palabras proféticas? (v. 4)

¿Por qué se dice que «mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas»? (v. 5)

¿Por qué prefiere Pablo la profecía en las reuniones congregacionales? (v. 19)

Según el versículo 22, ¿para quién es, en primer término, la profecía?

Según los versículos 24 y 25, la profecía tiene un papel que cumplir en la vida de los indoctos o incrédulos. ¿Cuál es ese papel?

«Indoctos» (del griego idiotes) se refiere a la persona sin instrucción en algo, en este caso el cristianismo. Es probable, por lo tanto, que se refiera a incrédulos, aunque algunos consideran que alude a creyentes que no han sido instruidos en lo relativo a manifestaciones espirituales.

¿Qué sinónimo de «profecía» usa Pablo en el versículo 26?

Según el versículo 29, todos los mensajes proféticos deben ser ____________________.

«Dos o tres» no significa que Pablo esté limitando a tres las profecías legítimas que pueden pronunciarse en cualquier reunión congregacional. Esto sería contradictorio con sus instrucciones de que «todos» pueden, potencialmente, profetizar (vv. 24, 31). Su preocupación, según el contexto, es que no debieran pronunciarse más de tres palabras proféticas a la vez, antes de que los demás tengan la oportunidad de «juzgar». Juzgar una profecía es discernir su coherencia con las verdades bíblicas ya confirmadas y su pertinencia o correspondencia con lo que se trate en la reunión. Las palabras proféticas pueden ser correctas desde el punto de vista doctrinal, pero inapropiadas a la circunstancia, sea porque no correspondan a ese momento concreto o porque se apliquen al individuo más que al grupo. En este caso, es mejor que la persona se abstenga de darlas a conocer y reflexione sobre ellas, teniendo en cuenta que «los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas» (v. 32), y que «si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero» (v. 30).

Según el versículo 31, ¿cuál es otra de las funciones que cumple la profecía?

¿Qué aprendemos en el versículo 32 respecto al «control profético»?


Riqueza literaria

Sujetos, hupotasso. Literalmente, «estar debajo». La palabra sugiere subordinación, obediencia, sumisión, servicio. El don divino del hablar profético es puesto bajo el dominio y la responsabilidad del que lo posee.

La «profecía» puede coincidir, en ocasiones, con el don de la «palabra de sabiduría» o la «palabra de ciencia», cuando se ofrece dirección práctica en determinadas situaciones; la profecía, sin embargo, parece dirigirse esencialmente a la congregación en su conjunto, en tanto que las otras dos manifestaciones son más bien para los individuos. Esta manifestación logra, básicamente en situaciones específicas y por medio de diversos creyentes, lo que el ministerio profético de Efesios 4.11 lleva a cabo mediante un ejercicio continuo del don.


Sondeo a profundidad

Se discute mucho si a este don debe agregársele o no esta expresión: «Así dice el Señor Dios». Con la ayuda de una concordancia, busque al menos una docena de casos en los que se usa esta expresión en particular en la Biblia. ¿Quién la emplea? ¿Se utiliza en alguna de las profecías pronunciadas en el Nuevo Testamento? ¿Qué conclusión o conclusiones podemos obtener? ¿Cree que la manifestación del don de profecía de 1 Corintios 12 debe acompañarse con la expresión: «Así dice el Señor Dios»? ¿Por qué? Si su respuesta es sí, ¿considera que debe hacerse una distinción entre la manera en que se usa actualmente y cómo lo usaban los profetas clásicos del Antiguo Testamento? Si así fuera, ¿cuál es la diferencia? Evite adoptar una actitud dogmática, pero procure llegar a una conclusión práctica.

Discernimiento de espíritus,diversos géneros de lenguas e interpretación de lenguas

¡Hemos llegado, al fin, a las tres últimas manifestaciones del Espíritu, según 1 Corintios 12! Esperamos que haya sido de provecho y estímulo el seguimiento hecho hasta aquí, y que eso lo motive a continuar avanzando, en busca de «los dones mejores». En la lección 10 mostramos lo difícil que es clasificar exactamente estas nueve manifestaciones. Suponiendo que sea correcta la clasificación ad hoc que hicimos en la sección «Para estar mejor informados» de esa lección, los propósitos de las manifestaciones en esta tienen que ver con un ministerio más efectivo en relación con las necesidades de la gente («discernimiento de espíritus») y un culto de adoración a Dios más efectivo («diversos géneros de lenguas»; «interpretación de lenguas»).

Si tiene la más mínima experiencia de tratar con gente, sobre todo a personas que han estado afiliadas al ocultismo, sabe que hay otros espíritus aparte de Dios. Sabiendo que a veces es difícil identificar el origen del mal, Dios ha provisto la manifestación del don de «discernimiento de espíritus», para ayudarnos a «ver» el trasfondo de su reino.

Parece ser que, de todas las manifestaciones, los dones de «diversos géneros de lenguas» e «interpretación de lenguas» eran los que producían más confusión en Corinto. Quizás hayan sido, incluso, los más controversiales en la congregación. Estos dos mil años apenas han cambiado las cosas, lo cual es lamentable porque, como lo ha observado Jack W. Hayford, la práctica sensible y escritural de estos dones ofrece el potencial para llevar a cabo una gran obra. Internémonos en nuestro último estudio para ver completamente a qué se refieren estas tres manifestaciones.

Discernimiento de espíritus

El término griego traducido como «discernimiento» (diakrisis) es análogo al verbo interpretado como «juzguen» en 1 Corintios 14.29. Se relaciona con el acto de diferenciar o juzgar acertadamente los «espíritus». No hay acuerdo entre los eruditos respecto a lo que Pablo quiere decir por «espíritus». La interpretación más común es que se refiere a los diversos espíritus del inmenso reino espiritual. Por lo tanto, el «discernimiento de espíritus» tiene que ver con juzgar correctamente lo que es del Espíritu de Dios y lo que proviene de otros espíritus. Es un recurso divino para ayudarnos a cumplir el mandato de 1 Juan 4.1: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios».

Definamos los espíritus

Lea los siguientes pasajes y observe qué considera la Biblia como «seres espirituales».

Marcos 1.27

Juan 4.24

Romanos 8.16

Efesios 2.2

Hebreos 1.13, 14

¿Por qué este don?

Según 2 Corintios 11.12–15, ¿por qué la Iglesia necesita el don de discernimiento de espíritus? Diga una razón.

De acuerdo con 2 Tesalonicenses 2.9, 10, ¿cómo se transforma Satanás con la intención de engañar? Mencione una manera.

Conforme a Mateo 24.3, 11, ¿cuál es una de las razones por las que Jesús considera que necesitamos esta manifestación?

¿Cuál es una de las formas en que puede operar este don, para ayudar a juzgar las palabras proféticas? (1 Co 14.29)

Obviamente, hay una vasta diferencia entre Dios y Satanás, los ángeles y los demonios. No vivimos en un vacío espiritual, por lo tanto, necesitamos discernimiento para conocer el origen de determinadas manifestaciones. Los seres humanos pueden ser llenos del Espíritu de Dios o pueden ser endemoniados. Más aún, los «síntomas» a veces pueden confundir, como observamos cuando hicimos referencia al ministerio de Judith MacNutt en el ejemplo inicial. (¿Cuántas veces ha presenciado el desacuerdo entre dos creyentes respecto a la fuente de opresión en la vida de una persona? «¡Es la carne!» «¡No, son los demonios!») La cuestión del mal no es sencilla. Para dar mayor seguridad a los creyentes, y para que seamos capaces de reconocer el origen y el valor de lo que ocurre en el ámbito espiritual, el Espíritu Santo nos da esta manifestación.

Como esto de los «espíritus» es un tanto ambiguo, la manifestación puede requerir cierto grado de sensibilidad para con el carácter o la situación del espíritu humano mismo. Lea los siguientes pasajes, y anote algunas de las condiciones en las que puede encontrarse el espíritu del ser humano.

Proverbios 18.14

Isaías 57.15

El «discernimiento de espíritus es la habilidad para distinguir el espíritu del mundo, y especialmente para descubrir el verdadero motivo o razones que animan a la gente».

En un manuscrito inédito, Jack W. Hayford ha escrito: «En el ejercicio del don de discernimiento, lo que nos ocupa es la percepción de lo invisible, o sea, la habilidad para “diferenciar entre” lo humano y lo infernal (la carne y el diablo) y, a menudo, la habilidad para determinar la fuente o la raíz de un problema que tiene su origen en el reino espiritual».

Jesús y el discernimiento de espíritus

En términos de frecuencia, el milagro número uno de Jesús que se registra es el exorcismo. Esto se debía a su tremenda sensibilidad frente al mundo de lo invisible.

Lea cuidadosamente Marcos 1.21–28.

¿Qué hizo el hombre en la sinagoga? (vv. 23, 24)

¿A qué se atribuye su compórtamiento? (v. 23)

¿Cómo reaccionó Jesús? (v. 25)

¿Cómo respondió el demonio? (v. 26)

¿Qué efecto tuvo esto sobre la gente? (v. 27)

Según Marcos 2.6–8, ¿cómo operaba aparentemente y en determinadas ocasiones en la vida de Jesús, el don de «discernimiento de espíritus»?

Lea Lucas 13.10–17. Aunque no se atribuye directamente a esta manifestación, ¿cuál es la valiosa percepción que quizás produjo la acción de este don en relación a la causa de la enfermedad de la mujer? (vv. 11, 16)

«Diversos géneros de lenguas» y
la «interpretación de lenguas»

Aunque el don de lenguas (del griego, glossa) tiene valor en sí mismo, sea o no interpretado (véase más adelante), estos dos dones son virtualmente gemelos. Por lo tanto, los vamos a analizar juntos, y luego consideraremos por separado la peculiaridad del don de lenguas.

No podemos saber con certeza si Pablo consideraba la manifestación de «diversos géneros de lenguas» como lenguas humanas reales o «lenguas[…] angélicas», a las que se hace referencia en 1 Corintios 13.1. El uso de lenguas conocidas habladas en forma sobrenatural es lo que sin lugar a dudas ocurrió en Hechos 2.4–13, donde Lucas usa el término glossa al describir el fenómeno de Pentecostés. «Diversos géneros de lenguas» es el don de hablar de forma sobrenatural en un idioma no conocido por el individuo. El plural alude a diferentes formas que posiblemente armonizan las lenguas vivas que se conocen de Hechos 2.4–6, y los sonidos ininteligibles de Corintios, especialmente dirigidos a orar y cantar en el Espíritu, fundamentalmente en la alabanza personal (14.14–19)». En ciertos sentidos, esta distinción no viene al caso; lo que Pablo quiere destacar es que lo que se dice es desconocido tanto para el que habla como para el que escucha y requiere el don paralelo de la interpretación de lenguas para beneficiar a la asamblea reunida.

Igual que con la manifestación de la profecía (véase lección 12), las de los «diversos géneros de lenguas» y de la «interpretación de lenguas» abarcan un espacio considerable en 1 Corintios 14. La intención de Pablo es ofrecer una detallada explicación e imponer orden en la cuestión de las lenguas, porque aparentemente estaban fuera de control en Corinto. Examinemos el capítulo, por consiguiente, para ver qué podemos aprender.

¿A quién están dirigidas las lenguas? (v. 2)

¿Qué expresa uno cuando habla en lenguas? (v. 2)

«Misterios» probablemente tiene aquí un sentido especial, propio del Nuevo Testamento, de sonidos que no son entendidos ní por quien habla ni por quien escucha. Estos misterios le son expresados a Dios; la persona está en comunión íntima con Él mediante la oración o la adoración, según la voluntad de Dios, valiéndose para ello de un lenguaje sobrenatural inspirado por el Espíritu Santo (cf. v. 15).

¿Quién es el principal beneficiado de la manifestación de lenguas? (v. 4)

¿Cuál es el anhelo de Pablo respecto a los creyentes y el hablar en lenguas? (v. 5)

Cuando se interpretan «diversos géneros de lenguas», ¿cuál es el efecto sobre la congregación? (v. 5)

Jack Hayford ha observado que, según 1 Corintios 14.5, una «lengua» interpretada tiene el mismo valor y propósito que la palabra profética. Tal vez se deba a esta verdad el que tantas lenguas que son interpretadas están dirigidas a la Iglesia, en tanto las lenguas «privadas» o «devocionales» se dirigen sólo a Dios.

Puesto que una lengua que no se interpreta no beneficia a los oyentes (cf. 12.7), ¿cuál es la exhortación de Pablo en el versículo 13?

La interpretación de lenguas puede ser dada por una persona distinta al que habla en lenguas (12.11), pero el que habla en lenguas debe sentirse responsable de que sea interpretado. Aunque la palabra griega para «interpretación» (hermeneia) puede significar «traducción», también significa «expresar en palabras». Aquí, entonces, es probable que aluda a darle forma verbal al contenido de la lengua, en palabras que la congregación pueda entender, a diferencia de ofrecer una traducción literal.

Según el versículo 14, ¿qué encierra el «orar en lengua desconocida»?

Consciente del valor de esta manifestación, ¿cuál es la decisión de Pablo? (v. 15)

En base al versículo 16, ¿cuáles otros propósitos tiene esta manifestación?

En relación a los incrédulos presentes en las reuniones de la congregación, ¿qué podría ocurrir si el don de lenguas no se ejerce ordenadamente? (vv. 22, 23)

Según el versículo 27, ¿cuál es una forma de ordenar la manifestación de lenguas?

No está claro si «sea esto por dos, o a lo más tres» se refiere al número máximo de veces que se ha de expresar esta manifestación en una reunión dada, o al máximo que debe permitirse antes de que haya interpretación. (Véase la sección «1 Corintios 14» en la lección 12, en relación a las normas de Pablo en cuanto a esto.) A favor de la primera interpretación está la frase «a lo más» de Pablo, limitación que no aparece cuando instruye acerca del control que debe ejercerse en relación con la manifestación profética. De todos modos, la expresión «por turno» abarca la idea esencial que quiere comunicar: «Hágase todo para edificación» (v. 26).

Según el versículo 28, si no se está seguro de que uno mismo o alguna otra persona que está presente será usado para interpretar, ¿qué se debe hacer?

De acuerdo con el versículo 28, ¿significa esto que uno no debería orar «calladamente» en lenguas estando reunida la congregación?

La peculiaridad de las lenguas

Quizás haya advertido algunas características de las lenguas que difieren de los aspectos generales de las manifestaciones de 1 Corintios 12. 1) «El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica» (1 Co 14.4) contrasta con 12.7: «A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho [de todos]». El «provecho [de todos]» viene solamente con el don paralelo de interpretación (14.5). 2) «Quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas» (14.5) y «Oraré con el espíritu» (14.15) aparecen en contraste con 12.11: «Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como El quiere». En base a estas pruebas, parece quedar claro que el don de lenguas es de dos tipos: la manifestación grupal de 1 Corintios 12.10 que está sometida al ordenamiento de 12.11 y 14.1–33; y un don para la oración y la adoración personal privada. Este último don puede ejercerse en cualquier momento, incluso grupalmente sin interpretación, siempre que la persona hable en voz baja y privadamente «para sí mismo y para Dios» (14.28). Este último uso es sin duda el propósito principal de las lenguas (14.14–18), porque «en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida» (14.19).

Fe viva

¿Cuál es su reacción hacia la manifestación de «diversos géneros de lenguas»? Si está de acuerdo con ella y la practica, ya sea privada y/o grupalmente, ¿cuál es su actitud hacia los que no lo hacen? ¿Y hacia aquellos que incluso lo desprecian y/o no sienten que este don sea para hoy? Si no está seguro de que este don deba manifestarse actualmente, ¿en qué medida está dispuesto a reconsiderar las evidencias bíblicas? ¿Podría ocurrir que se estuviera dejando gobernar más por la «tradición» que por la Biblia? Reflexione sobre estos asuntos en oración, prestando gran atención a su actitud y a cualquier dimensión de crecimiento que Dios quiera proporcionar a su vida.

Conclusión

Esperamos que esta haya sido una travesía provechosa, o como deberíamos decir, el comienzo de un peregrinaje. La vida llena del Espíritu, incluido el crecimiento del fruto del Espíritu y sus manifestaciones, es una ocupación diaria y continua, tal como nos lo recuerda Pablo en Efesios 5.18. Aunque en su experiencia y en su teología la plenitud del Espíritu pueda tener un momento definido de comenzar, es de esperar que no tenga nunca un punto de terminación hasta que lleguemos al cielo. Es nuestro anhelo que pueda buscar el rostro de Dios con diligente y ferviente oración para desarrollar la actitud y la disponibilidad apropiadas para ser la sal y la luz que Jesús necesita que seamos en este mundo sufriente y dominado por el pecado. Que la meta de su vida sea la ambición de obedecer 1 Corintios 14.1: «Seguid el amor; y procurad los dones espirituales».



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